Los visitantes a este certamen han podido observar y adquirir antigüedades de productos muy variados, desde muebles antiguos a cuadros, relojes, radios, menaje, material infantil, joyería y bisutería, o ropa. El producto rústico es el que ha tenido mayor demanda, según Moix, “como radios en algunos casos muy antiguas, relojes, balanzas, máquinas de escribir, o material de campo, espadas…, y también material infantil, con coleccionistas que querían hacerse con esas libretas o cuadernos de hace años”.
En esta primera edición han participado expositores de distintos puntos del país, como Salamanca, Sevilla, Alicante, Castellón, Ávila, Logroño, Cataluña, Asturias, Cantabria o Madrid, además de algún representante de otros países como Alemania, Francia e Inglaterra.
Este encuentro ha estado dirigido a coleccionistas pero también al público en general, al “gran público”, como señala Moix. De hecho el visitante también ha sacado un aprovechamiento práctico, con la posibilidad de buscar asesoramiento de los profesionales anticuarios presentes en la feria para recibir información, por ejemplo, del precio de determinados productos que quieran poner en el mercado y vender.
Ángel Moix reiteraba la intención de organizar una segunda edición el año próximo en Talavera de la Reina, con algún cambio y mejora para hacer más rentable y atractiva la feria.
